martes, 27 de septiembre de 2016

Debates en el País de las Maravillas



El día de ayer, el debate entre los candidatos presidenciales de EEUU me hizo recordar la historia de “la falsa tortuga” que se encuentra en “Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carroll.
La falsa tortuga es un animal con cabeza de ternera, aletas de pescado y patas de res, que son los ingredientes con que se cocinaba un platillo barato conocido como “sopa de tortuga falsa”, cuando la verdadera era inaccesible.
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9a/Alice_par_John_Tenniel_34.png
De igual manera el falso debate se hizo con algunos ingredientes que lo hacen similar a un debate verdadero.
En éstos (los verdaderos), se propone un tema, ante el cual los debatientes exponen su visión de la situación actual, de la situación ideal, y la ruta para llegar de una a otra. Esa ruta se llama política de acción en el tema en cuestión.
Después de esa exposición, los otros debatientes cuestionan la política expuesta, ya sea por sus métodos, su eficacia o su congruencia con la meta planteada.
A su vez, los otros debatientes exponen sus metas y políticas, para a su vez sujetarlas al escrutinio de los contrincantes.
Los ingredientes del debate verdadero son, pues:
    Temas de interés para el bienestar del país
    Exposición de metas y políticas
    Cuestionamientos a dichas metas y políticas

Ayer vimos temas de interés (los mails de Hillary, las declaraciones de Trump) para el chismorreo; no para la política pública.

Vimos exposiciones más claras o difusas, según lo que haya querido oír cada quien, de las metas, y paupérrimas exposiciones de la políticas.

Vimos cuestionamientos a la forma de hablar, a la edad, al sexo de los contrincantes pero -quizá porque no se expusieron realmente políticas públicas- no vimos cuestionamientos a esas políticas. Si acaso, preguntas aclaratorias (díganos cómo va traer los empleos de regreso), pero nunca cuestionamientos.

Por esas razones, cuesta trabajo declarar un “ganador” del debate. De manera natural, quienes lo vieron tienen un sesgo importante a favor de Hillary Clinton. En otras palabras, Hillary es atractiva para quienes tienen cierta percepción educada del quehacer político. En ese sentido, forman parte del “status quo”. Trump por otro lado, es atractivo para quienes -con razón o sin ella- se sienten desplazados por el sistema. Se sienten, por así decirlo, víctimas del capitalismo.
Lo irónico es que buscan la tabla de salvación en el capitalista más rampante que pudieron encontrar...
Cosas Veredes, mío Cid, que harán hablar a las paredes.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, con una visión crítica aguda, desde una perspectiva nada convencional.

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  2. Muy bueno, con una visión crítica aguda, desde una perspectiva nada convencional.

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