martes, 24 de abril de 2012

Gobernar por objetivos

En la llamada iniciativa privada (que muchas veces rinde más frutos sociales que el sector público), estamos acostumbrados a administrar por objetivos:
Si somos empleados de alguna empresa, nuestros objetivos van directamente ligados a la contribución al objetivo de la empresa, que es siempre el ser rentable.
Estos objetivos consisten ya sea en hacer un mejor producto o servicio (que se traduce en mayores ventas), en conseguir mas clientes  (siempre y cuando se haga de manera rentable), en reducir el desperdicio, etc.
Los objetivos nunca van en función de gastar más o dedicar más recursos a alguna función. Gastar más o usar mayores recursos es un medio para lograr los objetivos, nunca un fin en si mismo. Así, por ejemplo, un objetivo no es contratar más vendedores, sino vender más, aunque para ello haya que contratar más vendedores. Sin embargo, el objetivo es que los ingresos producidos por las nuevas ventas sean mayores que el costo de los nuevos vendedores.

En el gobierno, en cambio, pareciera que los objetivos son otros:
Los legisladores nos presumen, como un logro, que han promulgado tantas y cuantas leyes, como si ese fuera su objetivo. En realidad, el objetivo es tener más seguridad (que no es lo mismo que más policias), o más educación (que no es lo mismo que más maestros o más estudiantes), o más salud (que no es lo mismo que más hospitales o más médicos).
Por supuesto que puede ser que se requieran más médicos, más maestros o más policias, pero el objetivo no es ese. Ni mucho menos el objetivo es tener cada más leyes cada vez más complejas.
El objetivo no es el presupuesto en educación o en seguridad. Ese es el costo.
El objetivo es más seguridad o más educación:
La llamada guerra contra el crimen organizado es, en ese sentido, un fracaso.
¿Qué me importa a mí, como ciudadano, que haya más soldados en las calles, o que se atrape a más criminales o que se decomise más droga?
Lo que me importa es el resultado en mi seguridad. Los decomisos, las aprehensiones, la vigilancia son meramente anecdóticas. O, más que anecdóticas, buscan dar la impresión de que se está haciendo "algo".  Pero lo que en realidad interesa es el resultado: mi seguridad.
También es un fracaso la educación. El hecho de que se destinen más recursos a gastar en educación no se ha traducido en más ni en mejor educación. Simplemente quiere decir que la educación cuesta más cara.
Como padre de familia, difícilmente presumiría yo como un logro pagar más colegiaturas. Lo que si presumiría como un logro es que mis hijos sean más cultos, más curiosos, lean más, investiguen más, sean más capaces. Independientemente de lo que cueste su educación.
Si, para lograr esos objetivos debo gastar más en su educación, ese es el costo, pero nunca será el objetivo.
Como empresario, o como empleado de empresa, no podría yo presumir como un logro gastar más en controles internos si no logro disminuir el robo o el desperdicio.
Tampoco podría presumir como un logro el tener más manuales de operación si eso no se traduce en una operación más confiable.
Sin embargo, el "gobierno" sí presume como un logro el producir más leyes, o el gastar más en seguridad o el contratar más maestros.
Pero ni por asomo miden, ya no digamos presumen, resultados en educación (la prueba "enlace" es una vacilada en ese aspecto y las evaluaciones a maestros no miden lo que deben medir: el resultado en la educación y ya ni siquiera serán realizadas).
Los resultados en seguridad son deplorables: sigue habiendo muertos, secuestros, extorsiones, etc.
Los resultados en salud son, en el mejor de los casos, parciales: no se conocen resultados -en términos de incidencia de enfermedades- de los famosos "pisos firmes" que se supone abonan a una mejor salud.
En cambio, se conoce a todo detalle el presupuesto (el gasto) en cada uno de esos rubros.
Evidentemente, el gobierno ha perdido la brújula.
Ahí está la crítica. La pregunta es ¿qué se puede hacer, como habitante de este país, como ciudadano?
Por supuesto, la respuesta no está en el "voto de castigo", ni mucho menos. Eso sólo implica cambiar de un administrador a otro, pero seguir con los mismos objetivos de gastar más en lugar de lograr resultados.
No olvidemos que el objetivo del gobierno es, principalmente, garantizar la seguridad de las personas:
En primer lugar, seguridad en nuestra persona.
En segundo lugar, seguridad en nuestro patrimonio.
En tercer lugar, seguridad jurídica (estabilidad de las leyes, y no múltiples cambios en ellas).
Y en cuarto lugar, seguridad económica (en términos de poder planear a mediano y largo plazo).

En ninguno de ellos muestra el gobierno ni capacidad de ejecución ni buenos resultados.
Ojalá los candidatos a la presidencia y a las gubernaturas se comprometan en términos de estos objetivos, y no simplemente de promesas huecas.




domingo, 22 de enero de 2012

SOPA, MOTA y COCA

La semana pasada el mundo de internet se vió virtualmente sacudido por la propuesta SOPA presentada en el congreso de los Estados Unidos. Y, como la famosa Mafalda de Quino, el mundo entero dijo "no a la SOPA".
A primera vista, parece bastante incongruente que el mundo capitalista, que defiende a ultranza la propiedad privada, defienda ahora la propiedad pública.
El argumento pro-SOPA es relativamente sencillo: Si alguien, algún autor en particular, produce una obra, tiene derecho a gozar de las regalías de su distribución comercial. Por lo tanto, si alguien goza de esa obra, sin pagar por ella, genera un daño -al autor y a la cadena de distribuidores- equivalente al monto de la venta no realizada, por haber sido sustituida por un acceso pirata a esa obra.
Hasta aquí, el argumento parece impecable. Parece.

En primer lugar, dejemos claro que las cifras multimullionarias que manejan los pro-SOPAS relativas al daño causado son totalmente irreales: La inmensa mayoría de los que adquieren mercancía pirata no adquirirían esa mercancia si tuvieran que pagar los precios que por ella piden los productores de la mercancía "legal", llámese ésta bolsas Louis Vitton, pistas musicales de The Beatles, o poemas de
Benedetti, por mencionar sólo algunos casos.

Por otro lado, recordemos que la propiedad intelectual es un invento relativamente reciente. Desde Sócrates, que estaba convencido de que escribir sus obras iba en contra de la libertad que da el diálogo, hasta autores como Beethoven, Gaudí o Rafael Alberti que lejos de buscar la propiedad privada de sus obras buscaban, como casi todos los artistas, la difusión de éstas.

De hecho, Alberti cuenta -muy orgulloso del hecho, por cierto- que pasó por una casa donde la mujer escuchaba su famoso poema "La Paloma" (Se equivocó la paloma, se equivocaba...) en voz de Serrat.
Le preguntó si le gustaba ese poema y la mujer le respondió que sí, que le encantaban los poemas de Machado.

Alberti se fue, encantado de que su obra pudiera ser confundida con la del poeta sevillano.
El mismo Machado decía, palabra más, palabra menos, que los poemas lo eran más cuando se separaban de su autor.

Dejando un poco de lado la poesía, regresemos a la historia del mundo: Los avances científicos, técnicos, literarios y musicales, se han ido construyendo sobre avances anteriores: El avión-jet no pudo diseñarse sin el conocimiento adquirido al diseñar aviones de hélice. Los aeroplanos se pudieron construir gracias a los avances en los motores de combustión interna de los automóviles. A su vez, los automóviles tomaron impulso a raiz de las máquinas de vapor. Éstas de las máquinas simples de la física y de la rueda.

No se puede privatizar el conocimiento por la sencilla razón de que, en el cerebro humano, se vuelven indistinguibles las ideas propias de las adquiridas. Yo mismo, al escribir ésto, seguramente estoy tomando ideas de otras personas. Recuerdo, a bote pronto, no sólo las poéticas ideas de Machado y Alberti, sino las descripciones de la mente que brillantemente hacen Minsky y Volpi.

La legislación actual determina, con total arbitrariedad, que pasado cierto tiempo el conocimiento se vuelve del dominio público. De memoria, creo que son diez años para patentes medicinales, y cien años para obras literarias.  Compartir información en la red la vuelve, automáticamente, de dominio público: cualquiera  puede acceder a ella.

Y de la misma manera que puedo prestar -físicamente- un libro o un disco a una persona para que lo disfrute, sin por ello violar ningún código de propiedad intelectual, puedo compartir música con mis amigos en la sala de mi casa o leer un libro en voz alta.

Internet no es otra cosa que un extraordinario medio de comunicación, que permite "virtualmente" estar cerca de otras personas que físicamente no lo están: he agrandado la sala de mi casa.

Y en esa gran sala virtual, puedo igualmente compartir música, libros, o cualquier otra cosa. Vivimos ya en la aldea global de McLuhan.

Y nadie, absolutamente nadie, me puede prohibir que comparta mi conocimiento, mi sentimiento, con quienes me rodean, así sea de forma virtual.

Esto lo hemos reconocido quienes participamos de forma activa en las diversas formas de OpenKnowledge (Open Source, Wiki-lo que sea, Copy Left, etc.)

Sorprende que una sociedad, como lo son las anglosajonas, que basa su derecho en el uso, pretenda ahora imponer una regulación en contra del uso.

Si el uso ha desafiado los derechos de autor, ¿no valdría la pena, más que proteger esos derechos, cuestionar seriamente su validez?

A final de cuentas, como dije más arriba, los derechos de autor son una invención mas o menos reciente.

En Financial -Science estamos totalmente comprometidos con el conocimiento compartido. Por esa razón, las soluciones que desarrollamos son totalmente abiertas y transparentes. Además, eso nos representa el reto de mejorar esas soluciones continuamente para seguir siendo competitivos, no sólo con otras entidades, sino con las capacidades que nosotros mismos damos a nuestros clientes.

Finalmente, no queda más que justificar el título de esta colaboración:
¿Qué tiene que ver con la sopa, con la mota y la coca? Nada, podría decir alguien, a menos que la sopa sea de hongos.

Pero veamos: El asunto SOPA, a final de cuentas, trata de una legislación arbitraria en contra de los usos.
La prohibición de producir y vender drogas es igualmente arbitraria. Pero no sólo es arbitraria sino inútil y perversa.

No se puede prohibir sólo un lado de la transacción: no se puede prohibir la venta y permitir o tolerar el consumo. No se puede combatir el tráfico sin combatir el consumo. Es inútil ir en contra del uso.
Valdría más la pena cuestionar seriamente la validez de la prohibición.

Ni el tabaco ni el alcohol están prohibidos. Quienes tienen esos vicios no lo ocultan y eso facilita su tratamiento. Además, permite a quienes consumen esos productos, sin ser por ellos adictos, seguirlos consumiendo.

Además, al dejar de ser una actividad prohibida, se acabaría con la violencia directa que genera. Se podrían enfocar los esfuerzos a combatir la violencia indirecta. De la misma forma que hay alcoholímetros, podría haber cocámetros o motámetros. ¿no cree usted?

martes, 17 de enero de 2012

Año Electoral

Por alguna razón, durante los (muchos) meses previos a las elecciones, la atención de los medios de comunicación se centra en el proceso electoral. Si bien esto ocurre en mayor o menor medida en todo el mundo, me da la impresión den que en México, el "rollo" electoral domina por completo el panorama en los medios de comunicación.
Los ciudadanos comunes y corrientes, por otro lado, siguen su vida como si nada: pareciera que lo que hagan los "grandes jugadores" en el juego del poder les tiene (nos tiene) sin cuidado.
Y así es: cada vez es menor la influencia del juego electoral en nuestra vida diaria: PRI, PAN y PRD ofrecen mas o menos lo mismo, con sus matices.
Pero sabemos que los "políticos" buscan, en última instancia, perpetuarse en el presupuesto.
Entonces, ¿porqué los años electorales inciden en alguna medida en el desempeño de los mercados financieros?
Empecemos por aseverar que los activos riesgosos valen menos que los activos seguros. En otras palabras, "más vale pájaro en mano qu cien volando".
Esto es, en la medida en que aumenta la incertidumbre acerca de, digamos, la capacidad de pago de de un gobierno, o del poder adquisitivo de una moneda, disminuye el valor de la deuda o la moneda respectiva; no porque haya perdido capacidad de pago o poder adquisitivo, sino porque puede ser que lo pierda.

El llamado "riesgo país", que es la incertidumbre asociada a la inversión en un país, tiene fundamentalmente cuatro componentes:
certidumbre o seguridad personal: ¿qué tan seguro estaré cuando vaya a hacer negocios en ese país? ¿correré el riesgo de un secuestro, un asalto, una bala perdida?
certidumbre o seguridad patrimonial: ¿qué tan seguro estará mi patrimonio en ese país? ¿es posible que me lo roben, que lo 'invadan', que quede a manos de un sindicato de mafiosos?
certidumbre o seguridad jurídica: ¿que tanto un contrato obliga a su cumplimiento? ¿qué tanto puedo obligar jurídicamente a la contraparte a su cumplimiento?
certidumbre económica: ¿que tanto puedo confiar en que las condiciones actuales persistirán en el futuro? ¿qué tanto puedo confiar en que el país continuará (o no) con determinada política monetaria? ¿que tan estable es la tasa impositiva? ¿qué tan estable el gasto de gobierno? ¿la deuda?

Durante el periodo previo al cambio de gobierno, donde el que está ya se va y el que vendrá no ha llegado, se crea un vacío gubernamental, y aumenta la criminalidad (el incumplimiento del contrato social), incluyendo la de "cuello blanco" (el incumplimiento del contrato privado) .

Al mismo tiempo, aumenta la incertidumbre acerca del manejo de las finanzas gubernamentales. Todo ello aumenta la percepción de riesgo.
Los periodistas, y muchos economistas, son dados a decir que los mercados disminuyen de valor porque aumenta la "aversión al riesgo".
Desde el punto de vista de financieros como Peter Bernstein, Fischer Black o Eugene Fama, la aversión al riesgo es mas o menos constante para cada persona a lo largo del tiempo, y por lo tanto es mas o menos constante para el mercado en su conjunto.
Lo que cambia es la percepción del entorno.
Esos cambios en la percepción van acompañados de cambios en los precios relativos de los activos.
Por eso es posible inferir, a través de los cambios en los precios relativos, los cambios en la percepción, según demostraron Black y Litterman.
Sin embargo, los cambios en la percepción del mercado no necesariamente son correctos. Eso es lo que nos puede dar una ventaja competitiva al momento de ejecutar nuestras decisiones de inversión y crédito.
En este "año electoral" es posible que a lo largo del tiempo existan variaciones en la percepción del mercado, que nos permitan optimizar el rendimiento de nuestro portafolio de inversión, siempre y cuando tengamos una información adecuada, visión clara, y sentido común para entender las inconsistencias y aprovecharlas.

lunes, 9 de enero de 2012

EUROPA

¿A qué juegan los europeos? ¿porqué tienen al mundo en ascuas? ¿realmente nos afecta lo que decidan? En caso afirmativo, ¿cual es esa afectación?
El día de hoy, en particular, Angela Merkel y Nicolás Sarkozy, jefes de gobierno de Alemania y Francia, se reunen para discutir -una vez mas- el futuro del EURO.
El "problema", parece relativamente sencillo:
Grecia, uno de los países miembros de la zona EURO, se ha endeudado en exceso, y eso pone en aprietos al resto de los paises. Por si fuera poco, Grecia no es el único caso de endeudamiento excesivo, sino que se encuentran en la misma situación España, Italia y Portugal.
Al ser los bancos alemanes y franceses los principales acreedores de esos países, resulta que un incumplimiento de la deuda de los griegos, se traduciría en pérdidas e incluso quiebras de los bancos.

Al menos, es lo que se lee en los encabezados de los periódicos.
Pero vayamos con cuidado:
Los países, tradicionalmente, han sido "soberanos" tanto en la emisión de deuda como en la emisión de moneda. Así, los Estados Unidos, a pesar de sus déficits públicos rampantes, siguen emitiendo deuda, y ésta sigue calificada como de primera calidad en los mercados. ¿porqué?
Porque un gobierno soberano monteriamente, siempre puede recurrir a la emisión monetaria para pagar su deuda. Evidentemente, una expansión monetaria sin sustento en la llamada "economía real" (la de las "cosas"), se traduce en inflación y en depreciación de la moneda. Lo hemos visto en México de forma recurrente en los últimos 30 años. Lo vivió Estados Unidos en la época de Jimmy Carter. Lo vivió Alemania en la Postguerra.
Los países Europeos, al integrarse en una comunidad monetaria, de hecho han cedido esa soberanía monetaria a un ente supranacional.
O mejor dicho, los gobiernos, que no los países, son quienes han cedido esa soberanía.
Eso significa que cualquier sobreendeudamiento se ve reflejado en los precios de la deuda y ya no en el precio de la moneda.
Eso significa que los gobiernos se convierten en deudores como cualquier otro, con la posibilidad de incumplir sus compromisos.
Eso significa que, quienes les presten, deberán hacer un análisis de crédito adecuado y, en al caso de los Bancos, aportar el capital suficiente (y las reservas) para el ya no tan remoto caso de un incumplimiento.
Pero los bancos europeos, hasta ahora, han considerado a los gobiernos como entidades sin probabilidad de quiebra, independientemente de si tienen soberanía monetaria o no.
Por lo tanto, no han puesto el capital o las reservas necesarias.
En México, con los casos de sobreendeudamiento de Coahuila y Veracruz, también habrá algunos bancos que pasen un trago amargo.
Pero en Europa, pareciera que eso "algunos bancos" son muchos, y son importantes.
Una disminución en su capital (por las pérdidas ya incurridas), más un requerimiento adicional de capital (por la disminución de la calidad crediticia percibidad de los gobiernos) implicaría necesariamente una menor oferta de crédito, con la consecuente disminución en la actividad económica.
Esa es de hecho la razón por la que los mercados preven un periodo de menor crecimiento en Europa.
La discusión se centra por lo pronto en quien, cómo y cuando habrá de pagar los platos rotos.

 Hasta ahora, se ha "logrado" que los gobiernos de Grecia, Italia y España lleven a cabo programas de austeridad para poder pagar su deuda.
Se encuentra en discusión el establecimiento de un impuesto a las transacciones financieras que muy probablemente, logre lo mismo que se quiere evitar: una menor oferta de crédito, en virtud de un mayor costo de capital.
En cualquier caso, parecería que, después de algunos años de vivir "de prestado", los países europeos no son tan ricos como creían serlo. Ahora habrá que quedarse a lavar platos para pagar la cena.
La riqueza es, en última instancia, una medida de la capacidad de adquirir trabajoa ajeno.
Si los europeos no son tan ricos como pensaban, ¿quien o quienes no son tan pobres como pensaban?

lunes, 2 de enero de 2012

2012. Año del fin del mundo. Año del inicio de un ciclo



Como en muchos aspectos de la vida, el año representa un ciclo. Un ciclo cuyo inicio y cuyo término son arbitrarios, definidos según nuestra propia conveniencia.

De igual forma, el 2012 representa el fin de un ciclo en el calendario maya. El fin de un ciclo igual de arbitrario que el fin de un mes o de un año. Por lo tanto, el mundo seguirá rodando. O al menos es probable que así sea, a juzgar por lo que la experiencia nos enseña.

En realidad, no tenemos ninguna otra forma de prever o predecir (“ver antes” o “decir antes”), más que inferir el futuro a partir de lo que nos enseña el pasado.

Esto ocurre lo mismo en las ciencias naturales, como la física o la biología, que en las disciplinas sociales, como la economía o la política.

Sin embargo, cuando un físico "predice" el momento en que ocurrirá un eclipse, o la intensidad de una aurora boreal, lo hace con una precisión cercana a la perfección.

En ámbitos más complejos, la propia física reconoce su incapacidad de predicción: en la medida en que aumenta la precisión para medir la velocidad de un electrón, disminuye la precisión para medir su posición (principio de incertidumbre de Heisenberg).

En la biología, la capacidad de predicción disminuye notoriamente: ¿afectará el actual cambio climático, sea este causado o no por el hombre, a tal o cual especie? ¿Tal medicina será efectiva contra tal o cual enfermedad?

La razón de ello es que, en la medida en que los sistemas se vuelven más complejos, es más difícil hallar modelos que los representen de forma correcta en cualquier circunstancia y por lo tanto, es habitual incorporar en los modelos medidas de incertidumbre.

Podemos argüir que, en general, los fenómenos mismos son aleatorios o podemos, con Einstein, aseverar que "Dios no juega a los dados". En cualquier caso, nuestra capacidad como observadores es limitada y por lo tanto incorpora un conjunto, a veces enorme, de incertidumbres.

Esas incertidumbres son mucho mayores en las disciplinas sociales. Por ello es frecuente que las predicciones de resultados de votación (a partir de encuestas previas o posteriores a la votación) sean equivocadas, sobre todo en contiendas cerradas.

Igualmente, es frecuente que, mientras los economistas predicen un futuro brillante y sólido para todos, los mercados financieros los apabullen con una dosis de realidad. 

Por otro lado, en múltiples ocasiones los analistas políticos y económicos son también actores: asesores de tal o cual político o secretario de finanzas.

Al mismo tiempo, esos analistas/asesores han tenido oportunidad de observar cómo las decisiones de las personas afectan los resultados anteriormente previstos. Así, tenemos el caso de candidatos a la presidencia que, al mostrar su ignorancia o su beligerancia, pierden el apoyo popular que pudieran haber tenido.

Por esa razón, las llamadas "ciencias sociales" se vuelven no tanto "descriptivas" sino "prescriptivas": Es posible que (llene el espacio en blanco), a menos que se realicen las acciones (vuelva a llenar el espacio en blanco).

De esta forma, los analistas pierden objetividad al pasar de observar la realidad a defender su punto de vista.
Si bien en la física es un hecho conocido que la observación modifica el fenómeno, lo es mucho más en las disciplinas sociales, donde incluso la divulgación de un resultado puede alterar los acontecimientos futuros.

Este año, 2012, en Financial Science buscamos dedicarnos a ser verdaderos analistas del entorno financiero, y usar esa capacidad de análisis para tomar decisiones de portafolio, activos y pasivos, para nuestros clientes.
Para nosotros, la incertidumbre no es nada nuevo: es nuestra forma de vida.

En Financial Science contamos con la experiencia acumulada de más de un cuarto de siglo, y con el conocimiento de vanguardia que nos permite tomar las decisiones más sólidas en un entorno incierto.