viernes, 21 de noviembre de 2014

Los gobiernos que se merecen

Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que "se merecen". Yo me atrevo humildemente a discrepar por varias razones.

En primer lugar, nadie "se merece" un mal gobierno. O por lo menos, no somos nadie para juzgar los méritos de alguien, y mucho menos de toda una nación.

Por otro lado, como todos los dichos y refranes, éste tiene una buena dosis de verdad: Los pueblos tiene gobiernos que les son similares o afines. Así, un pueblo corrupto "se merece" un gobierno corrupto; un pueblo violento "se merece" un gobierno violento. Un pueblo irresponsable "se merece" un gobierno irresponsable.

Como dije más arriba, nos es que como pueblo nos merezcamos un gobierno irresponsable, violento y corrupto pero... ¿cómo iban a ser los gobernantes -emanados del pueblo- si el pueblo es corrupto, violento e ignorante?

Yo tengo el infortunio de vivir en el D.F.; para colmo, en el límite del DF con el Estado de México.
Cada vez que transito por esa zona, me llama poderosamente la atención el hecho de que, si bien todos los automovilistas son en mayor o menor medida irrespetuosos, los que tienen placas del Estado de México lo son en mayor medida:
Pones la direccional y, lejos de abrirte espacio, se pegan como calcomanía al de adelante, para no dejarte pasar. Si el tráfico está lento, no les incomoda mayor cosa el rebasar por el acotamiento, donde se supone no deben circular. Por supuesto, son incapaces de detenerse para ceder el paso a un peatón o a un ciclista.

Son irrespetuosos. Piensan que tienen más derecho que los demás. O quizá no piensen que tienen más derecho; piensan que son "más hábiles". El que no transa no avanza. Dicho mexicanísimo que representa la forma de pensar de los políticos, pero también de sus súbditos.

No por nada son del Estado de México el presidente y otros conspicuos políticos millonarios: Hank, Montiel, y un largo etcétera.

¿Queremos tener un mejor país? empecemos por respetar las normas. Nos gusten o no. Nos incomoden o no. Independientemente de que los demás las respeten.
La mitad del progreso humano, de la sana convivencia, se resume en una sóla palabra: Respeto.
La otra mitad tiene que ver con la voluntad de sacrificar un poco de bienestar personal a cambio del bienestar colectivo y, otra vez, se refleja en la forma de manejar: ¿qué nos cuesta ceder el paso al que está tratando de entrar a la vía rápida donde circulamos? ¿qué nos cuesta frenar para que pase el peatón con comodidad y seguridad? ¿qué nos cuesta no tocar el claxon en un embotellamiento?
Seamos generosos. Esa es la otra mitad de la convivencia humana: la generosidad.

Un país respetuoso y generoso es un país de primera. Respetemos el trabajo del los demás, no tirando basura, no obstruyendo el paso, cuidando el mobiliario urbano, nuestra salud y la de los demás...
Seamos generosos con nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestro consejo...
Así seremos un país justo, donde todos tengan lo necesario, para permitir que algunos tengan incluso lo superfluo..


domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Estado Fallido?

La verdad es que los recientes acontecimientos ocurridos en Guerrero son bastante confusos. ¿quienes eran los muchachos asesinados? ¿qué hacían en Iguala? ¿quienes participaron -intelectual o materialmente en su asesinato? El alcalde de Iguala y su esposa, ¿formaban desde antes de serlo parte de la mafia o fueron cooptados de alguna forma?

Veamos si podemos intentar una narrativa diferente. Remontémonos 100 años, a 1910, cuando empezó la llamada Revolución Mexicana.

En esa época, al término del periodo encabezado por Porfirio Díaz, y empezando por la debilísima presidencia de Madero, el Gobierno perdió poco a poco y mucho a mucho la capacidad de control. Dejó de tener, como diría Max Weber, el monopolio de la violencia.

En ese desgobierno, se fortalecieron diversos forajidos (Zapata, Villa, Obregón, Huerta) que ejercían un gobierno de facto en sus zonas de influencia. También surgieron caciques o líderes locales que con éxito (Carranza) o sin él (Hermanos Serdán), buscaron defenderse de esos forajidos.
Si bien la distancia de los años da cierta claridad para distinguir a forajidos de defensores, estoy bien seguro de que en aquella época no era fácil hacerlo.


En estos años, ocurre más o menos lo mismo; Hay criminales que ejercen un gobierno de facto en su zonas de influencia: imponen sus reglas a los gobiernos locales, fuerzan a la gente a trabajar para ellos, cobran impuestos. (perdón: cobran "piso"), y brindan protección.

Similarmente, hay caciques o líderes locales que buscan defenderse de los forajidos. Sin embargo, no es fácil distinguir a unos de otros. Tal es el caso, por ejemplo, del doctor Mireles en Michoacán.

Siguiendo con el paralelismo histórico, una vez que el gobierno de Madero perdió la gobernabilidad (y eventualmente el gobierno), hubo pequeños gobiernos antagónicos más bien regionales. Eventualmente, y después de un largo y doloroso periodo de zozobra (la revolución), Calles logró nuevamente la gobernabilidad. Logro el monopolio de la violencia.

Sin embargo, lo hizo de la peor manera posible; integró al gobierno a los forajidos. De esta forma se formalizaron los cacicazgos locales (como el general Fierro en Chihuaha), en estructuras formales de gobierno. De allí surgieron los famosos "jefes políticos" en las diversas regiones que no eran otra cosa que soberanos regionales.

Y eso fue el PRI antes del 2000: un amasiato entre un gobierno federal "formal" y un conjunto de caciques locales aglutinados en los sectores que lo conforman,

El problema es que al salir en PRI de la presidencia, esos caciques locales recuperan su autonomía y se convierten de nueva cuenta en forajidos. Son los que vemos ahora empoderándose de la forma más violente imaginable.

Concluyo pues, diciendo que -igual que en 1910- el Gobierno Federal no tiene el monopolio de la violencia y es entonces un Estado Fallido.

Estado Fallido que, por cierto, sigue los mismos métodos que los mafiosos que dice perseguir: ¿qué diferencia hay entre el cobro de piso y la venta de protección y el cobro de impuestos injustos bajo amenaza de cárcel?

Me pregunto cómo narrarán los libros de historia dentro de 50 años la "Revolución de 2010"