lunes, 11 de marzo de 2013

Democracia y Gobierno

De alguna forma, hace doce o dieciocho años supusimos, como país, que la existencia de un proceso democrático de selección de gobernantes garantizaba el buen gobierno.
Sin embargo, después de doce años (quince si tomamos en cuenta las elecciones legislativas intermedias de 1997), nos damos cuenta de que la democracia, lejos de ser la panacea que esperábamos, ha resultado ser más bien la caja de pandora de la cual han salido multitud de males cuya existencia ni siquiera sospechábamos.
Hemos tenido enfrentamientos entre los distintos niveles de gobierno, como el triste caso de López Obrador vs Calderón. Hemos tenido posturas irrencociliables en relación a la producción de petróleo, la educación, etc. Nos hemos convertido en un país que vive habituado a la violencia, a la desigualdad, a la injusticia y a la corrupcion.
Pero.... Pero somos una democracia.
De alguna forma hay "algo" que simplemente no embona, o no embona como debiera.

Quizá un ejercicio mental interesante sea comparar el Gobierno y el Estado Mexicanos con una empresa.
(Evitemos las connotaciones "diabólicas" que para algunos tienen las empresas, y quedémonos con el sentido de "emprender").
En cualquier empresa, hay quienes se dedican a la producción de los bienes y servicios ofrecidos, quienes se dedican a la venta y promoción de éstos, quienes se dedican a la cobranza, al pago de servicios, a la vigilancia y seguridad, a la compra de insumos, a solicitar e invertir recursos, etc.

De igual forma, en el Gobierno, hay quienes se dedican a brindar servicios (agua, luz, limpia, seguridad, etc.), quienes se dedican a "venderlos" (gobernadores, munícipes, etc.), a la cobranza (Hacienda), al pago de servicios (Tesofe), etc.

Igualmente, hay una multitud de servicios auxiliares que se requieren tanto en las empresas como en los gobiernos. Uno de esos servicios es el establecimiento de reglas de operación (Políticas y Procedimientos en el caso de las empresas, Leyes y Reglamentos en el caso del Gobierno). Otro de esos servicios es el relativo a conseguir nuevos candidatos para los puestos vacantes, y ejecutar el proceso de entrevista y contratación.
En las empresas, ese proceso se llama "Reclutamiento y Selección de Personal" y está a cargo de las áreas de Recursos Humanos quienes tienen, además, el encargo de evaluar el trabajo del personal para, eventualmente, ascenderlo, incrementar su sueldo, o despedirlo.
En el Gobierno, ese proceso se llama "Campañas Políticas y Elecciones" y está a cargo del IFE auto-erigido en representación ciudadana.
Ese es el encargo del IFE. Nada más.

Imaginemos una empresa, no sabemos si es eficiente o no, no sabemos si con prácticas corruptas y libre de ellas, no sabemos si es rentable o no, si sus productos son de buena calidad, si los precios son adecuados....

Lo único que sabemos es que tiene uno de los procesos más elaborados, más complejos y más caros de reclutamiento y selección de personal.

Por supuesto, tampoco sabemos si esos procedimientos caros, complejos y elaborados logran efectivamente contratar y retener al mejor candidato. Es más, una vez contratado el candidato, no podemos ya despedirlo, exigirle, nada. No tenemos el poder para hacerlo.

Una y otra vez terminamos, como el Doctor Frankenstein, en manos de los monstruos que vamos creando.

Creo que es hora de decir "ya basta". Una democracia no se reduce a un proceso de selección de personal. No se reduce a un departamento caro e ineficiente de elaboración de cada vez más complejas reglas.

Una verdadera democracia, el gobierno del pueblo, es un sistema en el cual el pueblo (nosotros) puede destituir, deponer, premiar. Puede exigir.

Ya basta.

Es hora de que nuestros empleados, los funcionarios de gobierno, hagan aquello para lo que fueron contratados, y dejen de estarse peleando por conseguir mejores empleos para ellos y sus cuates. La POLÍTICA, el arte de gobernar, no es ver quien consigue más puestos. Es buscar el bien común. Es procurar un entorno justo y seguro. Es gobernar por objetivos (ver artículo al respecto en este mismo blog).

A mi francamente me da mucho coraje ver cómo cuando no se logra un consenso o una solución en determinado tema, se arguye que se maneja con "criterios políticos". Criterios políticos.... ¿de quien?
Criterio político sería el buscar el bien común, aún a costa de disminuir mi bienestar personal.

Aún entre los empresarios, es exitoso aquel que vive para el cliente y sólo se apropia de lo que queda después de servir al cliente. Empresas como Google o Amazon han hecho ricos a sus dueños porque ponen primero al cliente. Y eso, de paso, les genera ingresos.

Un gobierno sobrevive (deja de ser un estado fallido) cuando pone primero el interés de los ciudadanos en cuanto usuarios de los servicios de gobierno, y sólo después sirve a los políticos.

Pero quizá me enoja más ver cómo el lenguaje y el eufemismo político ha permeado en los medios de comunicación, y los mismos periodistas y locutores hablan de "criterios políticos" y justifican así el desgobierno.

No olvidemos que el gobierno existe fundamentalmente para brindar seguridad:
Seguridad en mi persona  (seguridad propiamente dicha, y servicios de salud)
Seguridad en mis propiedades  (certeza jurídica)
Seguridad en mi patrimonio (certeza económica)

Si eso no existe, el gobierno no tiene razón de ser. Nos convertimos en un estado fallido.
¿Lo somos, o podemos recuperar, como el Ave Fénix,  algo de las cenizas?


Manuel  Sarmiento

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